martes, 1 de febrero de 2011

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva".

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