miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando llegó el tiempo de la purificación

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto en la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel".

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